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De mayor, quiero ser un rollito de canela
Hace unos días colgué en mi perfil de Instagram un par de fotos de unas «galletas» improvisadas. (Abajo, en la cajita de información tenéis mis redes sociales por si las queréis ver ). En la segunda de ellas comenté que no sabía si postear la receta en la web ya que son tan fáciles de hacer… pero me la habéis pedido tantos que… ¡Aquí la traigo! A ver, el espíritu Navideño también ablanda mi negro corazón…
He bautizado estas galletas como: De mayor, quiero ser un rollito de canela. Y todo porque esa tarde Joe quería unos cinnamon rolls (más adelante traeré la receta, lo prometo) y teniendo en cuenta el tiempo de levado era imposible que pudiera prepararlos, total, que hice este invento que quedó bastante chachi.
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¿Ya habéis puesto el árbol, el nacimiento y tótó?
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¡Bueno! No me entretengo más, ¡A por la receta!
Ingredientes:
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1 plancha de masa quebrada. La mejor para mí es la de Lidl al igual que el hojaldre pero la de la marca Mercadona es bastante aceptable. (Eso, claro está, sin hablar de las masas caseras que es obvio que serán mejores).
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30 gramos de mantequilla sin sal, en pomada.
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50 gramos de azúcar blanquilla.
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15 gramos de canela en polvo.
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1 huevo tamaño S batido.
Elaboración:
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Precalentamos el horno a 180°, calor arriba y abajo.
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Forramos la bandeja de horno con papel sulfurizado.
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Untamos un lado de la masa quebrada con la mantequilla y reservamos.
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Mezclamos en un cuenco la canela y el azúcar.
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Espolvoreamos la superficie de trabajo con la mitad de la mezcla anterior.
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Con cuidado tumbamos la cara embadurnada de mantequilla sobre la superficie de trabajo.
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Apretamos con los deditos para que se impregne bien del azúcar y la canela.
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Untamos con lo que nos queda de la mantequilla la otra cara de la masa y espolvoreamos con la segunda mitad de azúcar y canela.
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Con todavía más cuidado que antes, le damos la vuelta a la masa y apretamos con los deditos para que el azúcar se adhiera.
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Ahora, empezamos a enrollar la masa sobre sí misma creando un rollo.
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Una vez hemos hecho el rollo, cortamos discos de de galleta con un cuchillo bien afilado de no más de tres centímetros de grosor.
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Disponemos las galleta en la bandeja del horno dejando espacio entre sí.
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Aplastaremos el «culo» de un vaso las galletas para asegurarnos que la masa quede bien firme y no se nos desmonte el chiringuito en plena cocción.
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Pintamos con huevo.
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Horneamos 10-12 minutos.
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Sacamos del horno y dejamos templar sobre una rejilla.
Notas finales:
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Si sois muy dulzones podéis espolvorear por encima de las galletas un poco más de la mezcla de azúcar y canela pero en realidad no les hace «farta».
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Sí, podéis comerlas recién salidas del horno pero en ese caso no apreciaréis tanto el sabor de la canela como si las coméis templadas o frías.
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Community Manager de ACOSTA ars. Escritora de tres Best sellers y guionista de cine para adultos especializada en el género BDSM. Chef que no acabó de cocinarse aunque… ¿Quién dijo de este agua no beberé? Foodie empedernida, superviviente de la anorexia, madre de un futuro rompecorazones y adicta confesa a los zapatos.