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Despedidas By Beka Von Freeze
Queridas criaturitas de escarcha,
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El tiempo no se detiene, y no cesa en su empeño de enseñarnos a base de despedidas.
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Cada persona que entra en nuestra vida lo hace para enseñarnos algo. Cuando una persona nos hace felices y después se marcha sin avisar, nos queda un pequeño vacío. Ese hueco nadie lo va a llenar. Eso lo tenemos claro ¿verdad?
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Ilus@s los que creen que llegará alguien que llene ese vacío.
Cada persona es un mundo dentro de nuestro pequeño mundo, y nadie es reemplazable dentro del corazón. Aunque queramos que sea de esa forma para sentir menos, para que la ausencia parezca algo fácil, nadie es reemplazable si nos ha dejado marca. Y todos dejamos marca de alguna manera, por pequeña que sea.
Es algo que he aprendido del proceso de vivir. Que no se olvida a las personas. Que la memoria no siempre es selectiva. Que hay personas que nos marcan y van a estar dentro de nosotros siempre, aunque el tiempo pase. Sobre todo si nos han hecho felices.
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Que serán heridas cerradas, porque echamos de menos, cosidas con hilo bien prieto para que no se descosan y puedan sangrar en los días grises. Pero esas grietas van a permanecer ahí porque son parte de nosotros.
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Tan solo tenemos que dejar soltar, tenemos que aprender de los mensajes del destino y seguir en pie. Adelante. Esperando lo que esté por llegar.
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Porque la vida es eso. Es recibir. Despedir. Aprender. Dar la bienvenida. Soltar otra vez. Abrir los brazos. Vivir. Sonreír.
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Me llamo Rebeca Bañuelos y soy escritora por necesidad. Necesidad de vaciarme y de inyectar de fantasía a mi realidad. Lo mismo me desangro en rebeldía reivindicativa que mis gotas derraman romanticismo erótico.