¡Buenos días, criaturitas!

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Hoy no os escribo con un café en la mano, sino paladeando una galletita de jengibre y canela con forma de copo de nieve.

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En estos instantes, mientras la lluvia se desliza por la ventana, me abraza un poco la nostalgia. Noviembre llega a su fin, y con estos días del calendario ya empieza a oler a Navidad ¿verdad?

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¿Qué es lo mejor de la Navidad?

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Para mí el reunirse con toda la familia.

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Pero…

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¿Y cuándo ya no está toda la familia? ¿Cuando cada vez hay más sillas vacías que pesan en el alma y encogen el corazón?

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¡Las luces de Navidad! Siempre intento sacarle el lado positivo a todo. Llamadme loca. Yo prefiero decir que soy una superviviente más. Porque sí, en estas fechas lo que hago es sobrevivir como mejor puedo desde que se murió mi Daddy.

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Hace años que lo único que me ilumina el corazón en las Navidades es la decoración. Las luces, los arbolitos y el espumillón, los jerseys de renitos, los gorros divertidos, tararear villancicos como una autómata. Por ello… ¿qué es lo que se salva estos días?

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LOS MERCADOS NAVIDEÑOS.

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Y sí, también el poder brindar a fin de año con los que quedan aunque tenga que sonreír con esa tristeza que tiñe de gris mis sonrisas porque sé que quién me gustaría que estuviera no está aquí.

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Si a ti te pasa algo parecido… ¡Céntrate en las luces! Luz, luz, luz…

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— ¡Vete hacia la luz, Beka!

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Luces blancas, rojas, amarillas, verdes, azules… Qué bonitas todas, ¿verdad?

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Papá Noel, los Belenes, los Reyes Magos… cuando no eres creyente, lo único que te hace ilusión es el Gordo vestido de rojo, y esos nórdicos que le pides todos los años que te abriguen bien la cama para quitarte el frío del norte. Y no, los muy cabrones no llegan, como para tener esperanza de que me toque la lotería el día 22. ¿Qué probabilidades hay de que a tu familia le toque el Décimo? Os respondéis solos ¿no? Sin embargo, seguiremos llorando con los anuncios de la lotería intentando no perder la poca ilusión que nos queda…

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Pues eso, centrémonos en las luces para ver si así se nos quita la melancolía. Luces, dulces navideños que se irán al culo y a las piernas, porque no…a las tetas nunca se van los kilos de más, esas siguen pequeñas…, villancicos, chocolates calientes, churros…

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En estos días, Beka Von Freeze desconecta desde el 22 hasta el 7. Su mente de escritora viaja y viaja y viaja…

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¿A dónde? A todos esos lugares donde la gustaría ir si la toca la lotería esa que nunca echa.

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-BERLÍN.

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Desde que pisé la ciudad me enamoré de Alexanderplatz. La plaza famosa por su torre de la televisión, con sus puestos, su pirámide de luces, su molino, su tiovivo…. Mi mente siempre imagina regresar durante estas fechas, porque su mercadillo luce así de bonito. ¡Ah, y no os olvidéis de probar su vino con especias: Glühwein! ¡Hay que quitarse el frío!

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-BERGEN.

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Bergen desprende magia y mitología en cualquier época del año, en invierno adquiere un matiz de ensueño con las casitas del Bryggen iluminadas y los duendes que te esperan en todos los rincones. Las espectaculares vistas desde el mirador del funicular. Pero ¿qué me decís de las casetas y la noria en pleno centro de la ciudad? Y por si eso no fuera poco, regala la posibilidad de visitar el Pepperkakeby, una gigantesca maqueta de una ciudad navideña construida exclusivamente con pan de jengibre. ¿No os parece genial? (número 37 de la Teatergaten)

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-GALWAY.

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La loca de los mercadillos rebuscó tanto para documentar su novela “Vértigo por perderme en ti” que acabó incluyendo el mercado en la narración. Ubicado en la conocida Eyre Square, los puestos de juguetes, de comida rápida y dulces típicos, de ropa para protegerse del frío, los villancicos rompiendo el silencio. ¡Ay, Rory y Anjana…!

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Y para los más pequeños el Santa Express, el tren que va dirección al Polo Norte. ¿Soñamos? ¿Nos vamos a Laponia?

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-PRAGA.

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Praga está repleta de mercadillos. Con esa belleza etérea y medieval que engalana la capital Checa, la preciosa decoración en la importantísima y reivindicativa Plaza Wenceslao, la inmensa y siempre concurrida Plaza de la Ciudad Vieja, engalanada para la ocasión con los mejores puestos, la magia del Reloj Astronómico tintineando a lo lejos, mientras viajas a otros mundos con los conciertos y espectáculos…Se te escaparan susurros de lo bonita que es Praga mientras te bebes su svařák (vino caliente) a sorbitos. ¡Ay, Praga! Con tu Puente de Carlos, tu Torre de la Pólvora, tu Castillo, tu casa de Kafka, tu cementerio judío… (Insertar suspiros de nostalgia aquí…)

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Sé que hay muchos mercadillos más, mejores y más bonitos, pero que queréis que os diga… Será que estas ciudades son especiales para mí y siempre tendrán un pedacito de mi corazón…

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Y a vosotros ¿os gusta ir de mercadillos navideños? ¿Os parecen mágicas las luces? ¿Os alumbran la tristeza? ¿Echáis de menos a alguien?

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¡Un besito escarcha para tod@s!

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Beka Von Freeze

Me llamo Rebeca Bañuelos y soy escritora por necesidad. Necesidad de vaciarme y de inyectar de fantasía a mi realidad. Lo mismo me desangro en rebeldía reivindicativa que mis gotas derraman romanticismo erótico.

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