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Lucía aporrea la puerta del baño, pero no puedo salir de la ducha. Estoy aturdido y sudoroso, estoy hasta asustado por el sueño que he tenido esta noche.

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– ¡Tengo que entrar, necesito ducharme!, ¡o sales o me meto en la ducha contigo!

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– ¡Pues entra!

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Creo que los vecinos tienen que alucinar con los gritos que nos damos a las 6 y media de la mañana, y creo que también se cagan en todos nuestros muertos.

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– ¡Joder! ¡que voy con prisa!

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-Ven, métete bajo el agua y abrázame. –La estrecho contra mí, sigo asustado y su cuerpo es lo único que me puede reconfortar ahora mismo, su cuerpo y el agua caliente.

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Me abraza y me besa el cuello, al tiempo que baja sus manos por mi espalda hasta agarrarme del culo. -Buenos días, me susurra. Primero a gritos, luego susurros, así es Lucía, no tiene término medio.

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-Buenos días- le contesto, y la devuelvo sus besos. – Esta noche me has rescatado de un sueño bastante bizarro.

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– ¿Qué has soñado pues? – y sigue besándome y acariciándome. Sus manos ya no están en mi trasero, ahora se pasean por mi pecho, extendiendo el gel. Me levanta un brazo y me frota la axila.

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Sé que me escucha, aunque no me mire y no pare de sobarme y besarme, y yo me dejo hacer.

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-Me habían encargado dar una clase a un grupo de jóvenes sobre las nuevas tendencias en redes sociales, y yo estaba súper tranquilo porque la tenía preparada de escándalo-empecé.

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El caso es que cuando llegaron mis alumnos eran raros, uno tenía las cuencas de los ojos vacías, otra chica, que se llamaba Violeta estaba completamente cubierta de pelo y no dejaba de afeitárselo con una maquinilla. Cada vez que afeitaba, el pelo volvía a crecer en milésimas de segundo. Luego estaba la delegada de la clase, que no dejaba de repetir “bien, bien” con voz infantil.

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Un chico albino que no podía hablar, solo gruñir, pero al que entendía perfectamente…

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– ¿Albino, dices? – pregunta Lucía volviendo a mis nalgas y hundiendo su rostro en mi pecho.

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-Albino, sí, y un montón de personas más de lo más variopintas. – y doy un respingo cuando me pellizca.

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El caso es que empecé la exposición, y una de las chicas, pelirroja, muy guapa, pero sin dientes, se quitó la camisa y se quedó en sujetador, levantó la mano y preguntó:

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– ¿Cuándo empezamos las prácticas?

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– ¿Qué prácticas? No hay prácticas en mi clase.

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-Sí, si hay- contestó el albino un gruñido. Me volví hacia él y me di cuenta de que estaba masturbando a Violeta, que se reía sin parar mientras seguía afeitando el pelo de los pies.

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– ¡Pero que estáis haciendo! – les solté casi gritando

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-Las prácticas, que cuentan para nota –contestó el chico sin ojos.

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La pelirroja, que ya se había quitado el sujetador y me mostraba un par de tetas preciosas y rosas se dirigía hacia mí con una dentadura postiza en la mano.

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-Tranquilo, ahora me los pongo por si te da asco besarme sin dientes. Yo soy la primera.

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Lucía me mira y empieza a reírse a carcajadas

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– ¿Te tiraste a la pelirroja?

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-No te rías, que estoy acojonado.

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Total, que la pelirroja se puso los dientes y sacó de las bragas otra dentadura.

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-Esta es para ti, tiene sensores de calor y podrás puntuar mejor mis prácticas.

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La aparté de un empujón y me di cuenta de que estaba sudando como un cerdo, no podía parar de sudar, y los goterones me escurrían por la cara empapándome por completo.

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-Si no nos hechas un polvo no nos dan los puntos para ser Transhumanos, y este curso no habrá servido para nada- me soltó Violeta apuntándome con su afeitadora, que se había convertido por arte de magia en unas tijeras de podar.

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-Bien bien, bien bien-repetía sin parar la delegada- bien, bien, bien.

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-Bien, bien, bien- empieza a repetir Lucía lamiéndome una tetilla y acercando sus dedos a mis ingles.

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-Para, por favor.

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-Bien, bien, bien- sigue repitiendo mientras se agacha y baja la lengua hacia el pubis. – Cuéntame más.

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Cuando quise darme cuenta, todos estaban en mitad de una especie de orgía, la pelirroja intentando bajarme el pantalón y gritando “la tiene de color verde”, la delegada cantando su “bien, bien, bien” mientras supervisaba la cantidad de dedos que usaba el albino en la vulva de la mujer peluda, el chico sin ojos haciéndose una paja mientras me decía “te veo, te veo” …

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-Suena muy excitante- se ríe Lucia mientras comienza a lamerme el glande.

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-Horrible, Lucía….

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-Tu sigue contando, que yo sigo con lo mío.

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La pelirroja intentó meterme a la fuerza la dentadura en la boca que estaba sucia olía a muertos, mientras me agarraba la polla intentando que tuviera una erección sin dejar de gritar, “la tiene verde, la tiene verde”, y el chico son ojos seguía a lo suyo a mi alrededor.

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De repente, paró y pegando su cara a la mía exclamó:

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_-Te veo, te veo, ¿qué ves tú?

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Miré al techo completamente aterrorizado y entonces te vi, tu reflejo en el cristal de un escaparate. Me sonreías con ternura y por fin desperté.

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-Esta también ha despertado por fin…- y poniéndose en pie de nuevo comienza a restregarse contra mi polla.

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Jolie Courge

Psicóloga, educadora sexual, tupersexsera, coach sexual y de pareja. Amante de la vida y el erotismo, los libros y el buen vino. Dedica parte de su tiempo a las reuniones de tupersex, talleres femeninos y a escribir sobre sexualidad porque tiene algo que aportar, porque se ríe y porque le encanta.

joliecourgetupersex.blogspot.com