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“SEXtasiaDOS, el sexo y el placer continúan…” By Pablo +18
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Estoy de estreno y quiero compartirlo con todo@s vosotr@s por haber estado aquí, acompañándome durante estos meses. Una nueva versión de SEXtasiaDOS ya está disponible para su total disfrute, para que podáis sentirla de una manera especialmente intensa, y os cuento la razón…
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Como ya he ido dibujando a través de las redes sociales en semanas pasadas, “SEXtasiaDOS: el sexo y el placer continúan…” es el trabajo de todo un año, una creación literaria diseñada exclusivamente para vuestro deleite, para llevaros a otra dimensión y que os dejéis arrastrar a mi mundo. Este SEXtasiaDOS es puro fuego para los sentidos.
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Tanto si ya descubriste SEXtasiaDOS en el pasado, como si aún no has abierto la puerta de mi libidinosa imaginación, esta nueva versión te va a transportar de lleno, porque es algo nunca visto, leído o escuchado. Es la PRIMERA VEZ QUE SE HACE ALGO ASÍ EN ESPAÑA, y quiero invitarte a conocerlo.
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SExtasiaDOS se transforma, se adapta y evoluciona. Más capítulos, más historias, más encuentros, más sexo, más vida, diferentes escenarios y lugares, un nuevo desarrollo de personajes, y una conclusión que no va a dejarte indiferente. Si leíste SEXtasiaDOS seguro que te quedaste con ganas de más… aquí tienes todas esas ganas. Si aún no has leído la historia, no te preocupes, porque esta vez no tienes que leer… solo cerrar los ojos y escuchar.
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SEXtasiaDOS: el sexo y el placer continúan… muda en audiolibro gracias a Storytel (cuya apuesta por este autoeditado merece todo el reconocimiento) y su exquisita y cuidada producción, que han dado como resultado el que SEXtasiaDOS se convierta en el PRIMER AUDIOLIBRO DE NOVELA ERÓTICA escrito por un varón que se produce a varias voces, además de ser el primero de todo este 2020, que en este mismo género, se produce con este concepto.
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Y como podéis entender, estoy en una nube de la que no me quiero bajar, y a la que os quiero invitar a subir.
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El resultado es brutal. Cuatro actores y actrices (a quienes agradezco su inmenso trabajo de narración) dan vida y sentimientos a una historia que cabalga entre el audiolibro tradicional y la ficción sonora más actual de cualquier podcast. Se puede escuchar del tirón, por partes o por capítulos, pero te va a provocar, te lo aseguro, lúbricas sensaciones que dejarán dibujada una sonrisa de placer en tu cara.
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“SEXtasiaDOS: el sexo y el placer continúan…” está disponible en Storytel. Aprovecha la promoción activa de 14 días de prueba gratis (con cancelación cuando quieras), y disfruta de esta historia sexual como nunca imaginaste hacerlo.
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Te propongo salir de las SOMBRAS, te prometo volver a la LUZ. Y como quiero que entres en SEXtasiaDOS, os dejo a continuación el primer capítulo de la novela en abierto. Un aperitivo para abrir boca y así os entren más ganas de conocer, de saber, de extasiarse… de escuchar.
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#SoyTodoVuestro
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Capítulo 1
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Despertar sexual
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Hace algunos años, un bonito falo carnoso atravesó el agujero de la pared que se encontraba más cerca de su cara, a la altura de los ojos. Estaba bien cuidado, no olía mal y tenía el vello recortado casi al cero. Ella dejó de masturbarse con la película porno que veía en la pequeña pantalla de televisión para concentrarse en esa polla que parecía mirarla por su minúsculo meato.
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Minutos antes había entrado en el pequeño pasillo según la indicación del encargado del local. Apenas tenía dos metros de ancho por unos cuatro de largo. Nunca había estado en un glory hole, y no era muy diferente a como se mostraba en la web del sitio. Hace algún tiempo se encontraban en los baños públicos de bares gais y salas X, pero ahora se han extendido a clubes sexuales especializados y a los modernos sex shops como este. Aunque en su origen se trataba de una práctica eminentemente homosexual, hoy en día es del gusto de muchos heterosexuales, y ella no es una excepción ante la excitación y el atractivo que produce el anonimato del pasillo francés. En la sala había una tele emitiendo porno lésbico que ella había elegido del catálogo, un sillón y una pequeña mesita con papel higiénico y condones con distintos sabores frutales. La luz era tenue, y en ambas paredes había varios agujeros a diferentes alturas, unos para mirar, otros para tocar y los de más abajo servían para ser tocados.
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Se puso lo más cómoda que pudo, sabía que ya había gente al otro lado de las paredes mirando por los orificios de más arriba. Despacio se quitó las bragas, quería ser observada, y como en un suave baile, las movió por delante de aquellos ojos misteriosos y luego las dejó colocadas en la mesilla. Se concentró en la película, donde dos mujeres estaban practicando un 69 con mucha devoción mientras se introducían, una a otra, sus dedos en la vagina y en el ano. Estaba muy excitada; la sola idea de montárselo con otra mujer la empapaba, y no dudó en bajar la mano hacia su clítoris para iniciar un suave pero enérgico masaje sobre él.
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De uno de los agujeros intermedios apareció una mano que se abalanzó sobre ella cuando estaba más concentrada en las imágenes, y el susto fue importante. Paró en seco de masturbarse. Tardó dos segundos en asimilar la situación; sabía a lo que había venido y sabía cómo funcionaba el tema, pero no por ello estaba totalmente preparada. Recuperó la compostura, mojó varios de sus dedos en el flujo vaginal y con ellos empapó la palma de esa mano. No quería ser tocada, pero quiso hacerle un regalo al primer valiente que fue cómplice del juego. Al momento desapareció en la oscuridad del boquete y otras más salieron por otros tantos. Entre manos y miradas, intuía que era observada por al menos cinco personas al otro lado del pasillo, y eso la motivó más para tocarse. Ahora gemía acaloradamente.
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Unos instantes después, varios penes asomaron erguidos, lubricados y brillantes, deseando ser tocados. Ella volvió a parar y se quedó mirando aquellas pollas que se ofrecían ante ella. Tenía para elegir, pero se quedó con la que estaba más cerca de su cara; era la más bonita de todas ellas y oscilaba desafiante ante su rostro.
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La contempló sorprendida unos instantes. Por un momento volvió la inseguridad ante una situación novedosa, y como si el propietario de aquel miembro hubiera oído sus pensamientos, con una voz firme, pero ahogada por la separación de la fina pared, la apremió:
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—¡Métetela en la boca!
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Durante un momento dudó, pero las pocas vacilaciones que le quedaban huyeron de su mente y dejaron paso a una incipiente y nueva excitación. Cogió un condón de la mesilla, lo sacó del envoltorio y suavemente lo colocó desde la punta del glande hasta la base. Mientras lo hacía, notaba cómo se iba hinchando cada vez más. Acercó sus labios con curiosidad y precaución, como si aquel pene fuera a saltar sobre ella en el momento más inesperado. El miembro respondió al tímido beso que le dio en la punta con un fuerte movimiento, golpeando su nariz.
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No podía dejar de mirar cómo se alteraba, era como un pez fuera del agua en busca de oxígeno. Lo agarró entre sus dedos, domando sus movimientos. Lo sentía resistirse en su mano, estaba duro y muy caliente. Probó a acariciarlo lentamente, arriba y abajo, deslizando su piel una y otra vez, y al desconocido parecía gustarle, ya que se endurecía en respuesta a sus atenciones.
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Como confirmación de su sapiencia con las manos, unas gotas de líquido preseminal bañaron el glande. Lamió juguetonamente la punta por encima del fino látex. Lo contempló fascinada. No era la primera vez que hacía algo así, pero se sorprendía de estar haciéndolo con un perfecto desconocido, en mitad de ninguna parte y, sobre todo, en un lugar al que nunca había accedido.
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La firmeza de la verga que retenía en su mano fue diluyéndose y amenazaba con perder toda su robustez. Dispuesta a que eso no ocurriera, abrió sus labios a la vez que se abrían los otros en las antípodas de su cuerpo. La piel del glande retrocedió suavemente ante la voluptuosidad de la boca que empezaba a cubrirlo.
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Toda esta nueva situación la estaba excitando hasta límites insospechados. Se desabrochó la blusa dejando sus senos al aire, y los acarició con sus manos, ansiosas por posarse sobre el torso desnudo del hombre desconocido que se ocultaba tras la pared. Se tocaba al compás de los lametones con los que su lengua obsequiaba toda la longitud de aquel miembro, desde la cuidada base hasta la húmeda y vibrante punta. Intentó imaginarse al dueño de aquel estilizado dulce: «¿Cómo será?», pensó. Un camionero, un ejecutivo, un maestro… No le importaba. En ese momento solo existían ella y la polla que albergaba en su boca, a la que no cesaba de besar y chupar. El resto de los participantes solo podía mirar; mientras ella oía cómo se masturbaban al otro lado.
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Pronto sintió cerca del paladar las convulsiones previas al clímax. Debería haber sacado el volcán que tenía aprisionado entre sus labios para que erupcionara fuera de ella, pero la cadencia de los lametones y de los besos la tenía hechizada. En lugar de retirar el falo, lo besó con más pasión, aumentando el ritmo de las caricias. Con un fuerte espasmo, oleadas de semen salieron disparadas hacia su garganta y se quedaron atrapadas en la capucha del preservativo. Ella no paró de lamer hasta que no quedó constancia alguna de aquella explosión de placer. Satisfecha, dejó el miembro ya flácido libre de su carnosa prisión y se relamió de gusto.
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El agujero quedó vacío de nuevo. No pudo evitar la curiosidad y se acercó para mirar a través de él, pero la habitación a la que daba estaba oscura, no se veía movimiento.
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Se cerró la blusa, volvió a ponerse las bragas y se levantó complacida para salir de su primer glory hole por el mismo pasillo oscuro del principio.
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—¿Qué haces ahí?
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Ismael estaba de rodillas cerca de la entrada del local, recogiendo algo del suelo.
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—Nada, tranquila. Estaba mirando estas revistas y al darme la vuelta me he chocado con un tipo que salía y se me han caído. No importa. Bueno, dime, ¿qué tal?, ¿cómo ha ido la cosa?
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—Interesante, muy interesante. Una nueva experiencia para apuntarme en mi diario, pero estoy cansada y hambrienta, cariño; vamos a casa a cenar algo y te lo cuento con detalle.
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Se puso el abrigo que él tenía guardado y salieron del local. Hacía frío fuera, ella se aferró a su cintura buscando calor mientras andaban calle arriba camino del metro.
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Me llamo Pablo Ortiz y soy un cazador de sonrisas en los espejos… Esa es mi profesión principal, pero cuando no me dedico a ella, me da por escribir novela sexual (SEXtasiaDOS) y algún que otro ensayo científico. También ocupo mi tiempo como Sexólogo y Educador Social… Y al final del día, cuando se agotan las horas, dedico los minutos que me sobran para volver a tus brazos, aunque no estés presente…